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UNA EXPERIENCIA FOTOGRÁFICA DE JUAN RODRÍGUEZ

 

 

Por los años lejanos de mi juventud casi llegué a conocer el daguerrotipo antes que se llamase cámara fotográfica o máquina de retratar. En un principio no preocupaba más que la reproducción exacta de los objetos y de los seres retratados.

 

En la segunda década del siglo XX empezaron a buscarle los tres pies al arte de la fotografía, incluso alterando los negativos y positivos con tintas grasas a las que se llamaba bromolios. Ya por entonces empezaron a verse manipulaciones de las imágenes fotográficas alterando la realidad de las cosas.

 

En 1951, y posteriormente recogida en un cuaderno L.F. en 1970, Carlos Maside estudió en un trabajo sobre el “Entorno de la fotografía popular”, que sin alterar las imágenes retratadas, aparecían valores transmitidos de otras artes, como la composición, el hieratismo, etc.

 

Ya en nuestro tiempo, en que las innovaciones se multiplican y la imaginación se hipertrofia, se agotan todas las posibilidades de intervención. Y por si fuese poco, últimamente llegaron las cámaras digitales que, llevadas las imágenes obtenidas a la computadora de datos, se hace con ellas cualquier cosa.

 

Nada de esto tiene la experiencia de Juan Rodríguez en esta muestra. Nuestro fotógrafo, al que reconocemos como un maestro del rigor fotográfico, que nos retrata los objetos con una precisión y definición que los supera en su realidad, en esta muestra se nos manifiesta sin intención alguna de definir mejor lo que ve. En estas obras que nos presenta no hay la menor intención de manipular, ni de elección formal de los objetos a retratar. Más bien se trata de un viaje por distintas partes de este planeta disimulando que puede ser un turista más, recogiendo en su cámara, sin aparentar la menor ciencia, objetos sencillos, panoramas vistos  desde cualquier ventana a través de cualquier condición y circunstancia no elegida. Y todo ello en su conjunto se mantiene como un diálogo sorprendente, no lejano a lo cinematográfico que resulta excepcionalmente hermoso. Me atrevo a afirmar que veo el trabajo de Juan Rodríguez como una experiencia minimal única de la fotografía.

 

 

Isaac Díaz Pardo

San Marcos, 2002