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CON LENGUAJE PROPIO

 

 

 La fotografía está viviendo una paradoja sorprendente, ha tenido que pasar mucho tiempo y recorrer un largo camino lleno de obstáculos para hacerse con el lugar que le correspondía en el mundo de las artes plásticas, y de pronto es la estrella de las disciplinas, su cotización ha subido y todos los museos la reconocen.

 

Creo que se han quemado algunas etapas, quizás demasiadas, no es posible que el mismo mundo que la despreciaba hace poco la encumbre hoy. ¿Pero es así la realidad?

 

A partir de mi experiencia en el mundo del arte, sigo opinando que su falta de cultura fotográfica es excesiva, desconoce las grandes etapas y los maestros más representativos de cada una de ellas y algunos lo justifican alegando desconocimiento de las técnicas (cuando a decir verdad conocen poco de ninguna de ellas, sean fotográficas o no). Existen algunos factores que pueden explicar esta situación: la llegada del color, los grandes formatos, la banalización de los temas tratados y la utilización de la fotografía por artistas de prestigio, quienes rápidamente aclaran que no son fotógrafos, todo esto mezclado con los argumentos de mercado, ha hecho fuertes y especialistas a algunos críticos, al tiempo que les ha salvado en primera instancia de ponerse en evidencia. Pero muy pocos saben reconocer el valor de la fotografía como concepto, de la fotografía de pequeño tamaño, la fotografía en blanco y negro, la fotografía que profundiza en sus orígenes y captura la luz manipulándola para crear.

 

De Cartier-Bresson a Robert Frank, de Larry Clark a Ralph Gibson, de Bill Brandt a Elkoh Hosoe, me resisto a creer que he estado tantos años engañado, y que la fotografía empieza justo cuando ellos la han descubierto.

 

Emocionarse delante de una buena imagen, deleitarse como un fetichista frente a un buen tiraje, es una sensación que no está al alcance de todos.

 

He pensado que, antes de hablar de las fotografías que Juan Rodríguez presenta en esta muestra, era necesario sintonizar una onda que nos facilite la aproximación al mundo de las emociones, porque para mi las imágenes de Juan Rodríguez tienen esta consideración, sus fotografías forman parte de un trabajo reflexivo, nada parece lo que es, ni nada es tan fácil. Su aparente ingenuidad es fruto de una larga experiencia de previsualización, con la que logra, a través de la descontextualización, un mundo misterioso, rodeado de una atmósfera intangible que nos prepara para soñar. Sus fotografías, cuando son mostradas, ya han sufrido un proceso de disección, en que han sido eliminados los signos innecesarios, sólo quedan los que desea el autor. Esta manipulación no es la única, su insistente desequilibrio geométrico nos produce un desasosiego que nos hace buscar refugio en esas otras imágenes que el subconsciente coloca en recuerdos de momentos vividos.

 

A medida que las imágenes van desfilando ante nuestros ojos, nuestra imaginación se excita y, si seguimos con detenimiento el recorrido de las imágenes y leemos los títulos, caeremos en la tentación de pensar que son fotografías de viaje. Y en cierta manera lo son, pero de un viaje interiorizado, personalizado, íntimo y que ahora el autor nos ofrece compartir.

 

Su trabajo ha sido realizado durante las dos últimas décadas y por todo el mundo, pero cuando lo miro con detenimiento me doy cuenta de que podría ser el mismo instante y la misma ciudad. Juan se ha metido tanto en los adentros de su trabajo que consigue que el estilo prevalezca, no importa el lugar ni el momento, su lenguaje cuenta con la redacción precisa. El estilo no consiste en inventar cosas nuevas y diferentes, sino en ser permeable a las influencias de las grandes obras, para, de esta manera, tener el impulso necesario para redactar con un lenguaje propio. Escenas sugeridas, sombras profundas, claves y signos para comunicarnos, descubrir la prosa, la poesía, el cine y todas las facetas que seguro que el espectador interpretará.

 

El trabajo de Juan Rodríguez es un trabajo serio y riguroso, su elaboración ha sido reposada y su subjetividad relativizada, pienso que es el momento adecuado para presentarlo y presentarse. Estoy seguro de que esta primera muestra en Barcelona tendrá una buena acogida y significará un impulso importante en su vida profesional.            

 

 

David Balsells